Bailé mi milonga preferida, estaba oscuro todavía, pero amaneció y se nos acabó la vida, y el secundario, y el año. Este año pasaron muchas cosas, muchísimas, demasiadas.
En el verano trabajé un tiempín a la vuelta de casa, y después en la clínica del Dr. Galante, buen día, habla Morena. Lo mejor de trabajar fue el poder ir a ver a Árbol, Fun People (sí, ¡Fun People!) y El Otro Yo. Esos tres recitales fueron lo mejor: poder ver a Fun People fue algo que no esperaba, necesitaba ver a EOY, y los dos años de espera para volver a ver a los chicos de Haedo valieron la pena. Lo malo fue que gasté el dinero de forma inconsciente. El plus fue conocer gente copada, aprender a cargar datos en la planilla y hartarme de pasar números y números de precios de coronas, implantes y pilares. Cortamos con Nacho. Volvimos con Nacho. Fui poco a la playa, mucho cemento y diversión veraniega, oh sí. Aprobé matemática.
En la escuela me fue relativamente bien. Aprendí muchas cosas. Conocí gente nueva por danza y por esas razones sin sentido, pero ningunos como los freakys♥. Se fue la mexi. Me llevé cinco materias, las cuales aprobé en cuatro días, no me pregunten cómo. Terminé la escuela, lo cual fue bastante traumante. Viví la tan ansiada semana feliz, más un plus que fue la salida a net, momento de sincericidio total. La secta de la pluma y sus lecturas la rompieron. Me llevo muy buenxs amigxs, millones de recuerdos y la certeza de que voy a extrañar muchísimo al Illia, a su patio, a la gente que revolotea por los pasillos y a lxs profesorxs que me enseñaron cosas que van más allá de cómo usar el pegamento en barra, qué es el arte conceptual, qué es la pasta con chamote y otras cosillas.
Fuera de la escuela, no sé. Tuvimos idas y venidas con Flor, y aquí estamos. Vino Gaia con su familia de España, lo cual me alegró extremadamente mucho la existencia. No conocí mucha gente nueva realmente, pero empecé a hablar un poco más con diversas personas del círculo de amor cooperativo llamado Amuyén. Las cosas con Nacho se fueron al choto y acá estoy yo, y allá está él. Lo mejor de esto fue empezar a hablar con Mäfe y que todo sea como si nunca hubiera pasado todo lo que pasó, y que nuestra relación se haya transformado en lo más WTF.
Pero me cansé de escribir cosas anecdóticas. La realidad es que este año aprendí muchas cosas, como que nada es lo que parece, cosa que ya sabía pero me olvidé, y tuve que recordar a las trompadas. Algunxs dicen que cambié, pero yo no sé. Crecí, y si crecer implica cambiar, supongo que cambié, aunque todavía no sé qué es lo que está distinto en mí. No fue un año malo, todos los años son buenos porque siempre logro sacar algo útil de las cosas que me pasan, tanto buenas como malas. Terminé la escuela, y sólo espero que lo que viene sea genial. Tengo ganas de bailar, muchas, de bailar y bailar y no parar, no quiero quedarme quieta, estancada, sin hacer nada. Tengo ganas de perturbar al mundo, eso seguro. Quiero estar bien. Quiero administrar bien el dinero. Quiero ser feliz. Y sí, La Smecancia volvió. Bueno, en realidad nunca se fue, sólo se escondió. Pero nada, yo sé que el dos mil once se las trae.
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