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junio 27, 2011

Junio

Es increíble cómo los rayos del sol atraviesan el vidrio de la ventana para entrar en mi pieza y calentar mis rodillas, o mi pie derecho, o algunos de mis dedos. Si fuera verano podría abrir la ventana para que entre el sol entero y sentir el calor en mi cuerpo, pero es invierno y hace frío así que tengo que ser feliz con el pedacito de luz que ilumina la cajonera.
Me gustaría estar tirada en el patio respirando el olor del pasto mientras mi piel absorbe los rayos del sol, pero hace frío así que tengo que me conformo con arrodillarme en mi cama, cerrar los ojos y dejar que el calorcito inunde mi cara.
Hoy no hace tanto frío así que no hay gotitas de agua suspendidas en la ventana, entonces puedo pegar mi frente contra el vidrio para estar más cerca del sol, y mientras tanto miro los árboles que casi no tienen hojas porque se las llevó el otoño, y el tanque de agua del vecino, y la enredadera que no sé cómo hace para no caerse de esa pared altísima, y la luz que rebota en el techo de chapa. A veces apoyo mis cachetes contra la ventana, o me alejo apenas para poder ver el reflejo de mi nariz, o pego mis manos en el vidrio para poder atrapar el sol y que no se vaya así puedo jugar a que es verano.
veintisiete de junio de 2011, hace un rato

febrero 01, 2011

Uno, dos, tres días de alegría, y dolor otra vez. Paso días esperando, expectante, algo que sé que va a venir y hacer que las cosas no duelan por un rato. Ese algo paso y vuelvo a sangrar, llorar, sufrir, morir un poco.
Porque cada momento es una excusa para dejar de estar mal por un rato. Cada trago es la forma de alterar mi estado de consciencia y ser feliz por un momento. Cada persona me hace sentir culpable porque son sólo excusas para estar bien.
Perdón personas, perdón amigxs, perdón mundo. Todxs ustedes son excusas que tengo para dejar de llorar, para no estar mal, para jugar a que las cosas no duelen. Y no es su culpa, lo sé, no debería usarlxs para no pensar pero... ¿saben qué?. Había una vez una chica que se llamaba Morena y que era feliz, y un día alguien vino, cambió su vida y de un instante a otro se fue así, de la nada, como cuando apagás la luz. Y Morena se convirtió en Filadelfia, la que espera (su amor).


31 de enero de 2011, 01:36hs.
¿Y si te llamo cuando estoy lejos de los que quiero y cerca de los que me hacen nana?

diciembre 23, 2010

Pseudopoema XVII:VII

Bailo en la oscuridad,
y te busco,
y no estás.

{anoche, en algún momento}

diciembre 13, 2010

dolor de panza II

Mi mamá dice que me duele la panza porque dejé de comer carne y porque tomé mucho café, pero yo sé que lo que me duele no es la panza, sino geografía, la escuela de danza, persona uno y todas las otras cosas que me dan vueltas en la cabeza.

dolor de panza I

Tengo un nudo en la panza, algo que me estruja el estómago y me provoca ganas de vomitar, pero no quiero vomitar, es imposible que vomite geografía, la escuela de danza, persona uno y todas las otras cosas que me dan vueltas en la cabeza y me hacen doler la panza, me atan los intestinos y me hacen ir al baño una y otra vez, pero es inútil porque no necesito ir al baño. Son demasiadas cosas en una sola fracción de tiempo: el tiempo, el futuro, ella, lo que siento, lo que pienso, lo que quiero, lo que no quiero, lo que el mundo pretende de mí, lo que se supone que debo hacer, el dolor que parece que se va, la vida que se viene, la locura del mundo al que quiero entrar, todo en una misma semana, un mismo día, una misma noche en la que todo esto se une para picotearme el cerebro como un pajarito buscando un gusano para alimentar a sus bebés pajaritos. Y en esta semana, este día, esta noche, todo lo que vuela por mi cabeza conspira contra mí para hacerme doler la panza.

13 de diciembre de 2010, 09:53hs, después de rendir Gasques y antes de rendir Literatura.

diciembre 03, 2010

pajarito

Estaba sentada frente a la computadora haciendo nada, mirando las banalidades que me devolvía la pantalla cuando, por alguna razón que desconozco, miré para un costado: una mancha marrón atravesó volando el comedor y se posó sobre la lámpara que cuelga del techo. Me acerqué corriendo a mirar más de cerca al pequeño pajarito que me había sacado de mi estado de estupidez virtual. Me pareció algo mágico que esa cosita marrón hubiera entrado en mi casa, sobretodo cuando la única ventana abierta no era muy grande y no creo posible que un pájaro entre accidentalmente por dicho agujero en la pared. Enseguida empecé a buscarle un sentido a todo eso, el pajarito no podía haber entrado porque sí, tenía que haber una razón para todo eso, tenía que ser una señal del destino o algo así. Intenté recordar las palabras que nos dijo Lombardi cuando un pajarito entró al aula de Plástica la semana anterior, pero fue ne vano. No encontraba una respuesta a todo, cuando algo me hizo click. El mágico hecho de que un pajarito esté revoloteando en el comedor de mi casa me alegró el día, me hizo olvidar todo lo malo, me recordó que las grandes bajones existenciales no son nada al lado de las pequeñas cosas de la vida; la manchita marrón volando por todo el comedor vale más que mi necesidad de volver unos meses atrás y estar con vos. Esa cosita emplumada batiendo sus alas mientras la miraba con los ojos bien abiertos de nuevo y una sonrisa en mi cara prendió la luz amarilla que fui siempre y que se había apagado este último tiempo.
El pájaro es más lindo, más bueno y más increíble.
El pájaro me abrió los ojos otra vez.
El pájaro vuela y me hace volar.
El pájaro es todo lo que perdí y más.

3 de diciembre de 2010, 18:21hs.

una película pedorra

Cuando estoy mal me gusta poner música deprimente que me ayuda a seguir en este estado tristemente patético, o canciones extrañas, de esas que sirven para convulsionar, o cualquier otro sonido que funcione de soundtrack. Y lloro, grito, sangro, hablo sola, vomito lo que duele y escupo el veneno, y revuelvo en mi memoria buscando recuerdos para abrir más las heridas, y los repito en mi mente una y otra vez para echar alcohol en los cortes, para que duelan más y no dejen de arder.
Busco la forma de hacer mi vida más miserable y que la mezcla de la música de fondo y todo lo que me pasa y todo lo que hago parezca una escena de una película dramática, una tragedia griega, un poema doloroso, y entonces siento que todo es irreal, que no me está pasando a mí, que es el argumento de una vida ajena que alguien más me está contando, y por un ínfimo instante, entre todo este dolor, las heridas duelen un poco menos, o no duelen nada, porque por un momento efímero me parece que todo esto es mentira, que no es mío, que no me duele a mí, si no a vos.

3 de diciembre de 2010, 00:32hs.

noviembre 23, 2010

efímera

De vez en cuando puedo ir hasta la última página de mi agenda y leer algo que un día me escribiste y esbozar una sonrisa efímera recordando con alegría, aunque sea por un instante, los tiempos felices en los que alguna vez me amaste. Y después de ese momento de calma vuelvo a la tormenta, a escupir el veneno, a llorar la tristeza y a sangrar, con la esperanza de que se acabe el dolor. Y lo peor es que no es que no puedo, sino que no quiero olvidarte. Me gusta estar así, en este estado patético y doloroso, donde es más grande el miedo a olvidarte que el miedo a quedarme así para siempre.

22 de noviembre de 2010, 23:20hs.

balcón

Y entonces resulta que no quiero fiesta ni vestido ni nada, no me importa nada desde el día en que no te importo yo, aunque me digas que no es así. Y por un momento creo que me siento Alejandra, sabés? Y estoy acá, es de noche, veo el mar desde este balcón y siento que es tan hermoso mezclado con la noche y las luces de la ciudad, y sólo me gustaría poder estar con vos ahora, acá, solos en medio de esta locura hermosa, y quedarnos juntos y en silencio hasta que la otra locura, la que está detrás del vidrio que separa lo que está adentro de lo que está afuera, nos llame, y entonces entramos y están la esposa colombiana, la novia odontóloga, la abuela española y el resto del conjunto que considero mi familia. Y ahí nos quedaríamos hasta que la gente chapuza deje de tocar el guitarrón, y vos a tu casa y yo a la mía, o who knows, tal vez los dos a la mía. La paranoia sin sentido haría que duermas abajo, en el sillón, pero no me importaría porque, de última, la distancia del sillón a mi cama es menor que la de tu casa a la mía, y menor que quién sabe dónde carajo (y con quién) a mi casa. Y lo peor es que ni siquiera puedo hablar de esto con nadie porque me cansé de que me digan que así estoy mejor, que no me merecés, que ya va a venir alguien mejor, porque no me importa cómo estoy ni qué te merecés ni qué va a venir, yo quiero estar con vos.

13 de novimebre de 2010.

noviembre 22, 2010

cáscara máscara

Tengo una máscara hecha de once años de usar aparatos y una adicción a la manteca de cacao. La uso cuando estoy bien, pero también la uso cuando estoy mal y no quiero hablar del tema porque de nada sirve hacerlo, qué me puede decir el resto del mundo que no me hayan dicho?. Es lo mismo, prefiero escupir todo en este cuaderno, el veneno sale en su estado más puro, sin cambiar nada, sin adornarlo con pequeñas alegrías.

8 de noviembre de 2010, 23:15hs.

noviembre 16, 2010

me verás caer

El problema no es que no puedo olvidarte, si no que no puedo. Me da miedo salir de esta enredadera de bajones existenciales, lágrimas y sangre, de esta mezcla de cicatrices y recuerdos bañados en alcohol, para que duelan todavía más, para que lastimen más mi piel y abran en la carne un tajo más y más grande, físicamente imposible de coser. Y duele mucho, demasiado, cada día más, cada noche más.

noviembre 11, 2010

la productividad de las clases de Picardo

En el alma hay una estatua mutilada que es la felicidad perdida o algo así, y la unidad gozosa, y el amor, y el otro y la eternidad y bla bla bla. Yo era feliz antes, en realidad no es que no lo sea ahora, sino que antes era distinto, era todo más amarillo y brillante, y ahora no. Ya no hay Smecancia, no estoy bien ni mal, estoy, medio zombie, neutral, no sé. Bah, no sé, hoy estoy zombie neutral. Últimamente estoy bastante bipolar: estoy bien hasta que me pongo mal. Igual digamos que voy relativamente bien por la vida, tapando todo hasta estar sola con este cuaderno y una lapicera, escupiendo todo el veneno.

{8 de noviembre de 2010, en la hora de Picardo y a la noche}

Post data/nota al pie: Las clases de Picardo son productivas para escribir. Mis bajones existenciales son productivos para escribir. Y si me pongo bien y me dejan de gustar las cosas que escribo o no me sale? Porque este último tiempo me acostumbré a escribir cosas que me gustan, qué va a pasar con las que no me gustan? Btw, esta cosa que subí no me gusta mucho, es una mezcla de muchas palabras escupidas que no tienen mucha coherencia entre sí. Pero lo que me gusta de este texto es eso, es como todos mis pensamientos escritos en un papel, como cuando Puig escribía los pensamiento de Nené.

noviembre 02, 2010

y el día estuvo mal

El piso rojo naranja ladrillo. Una mancha negra, un chicle viejo supongo. La mugre, el polvo arruinando la perfección roja, el gigantesco charco de sangre. La gente a mi alrededor, sintiendo (creo). El profesor leyendo, a veces me gusta, a veces se hace demasiado el copado. Al fondo, un poco a la derecha, la sangre cae, constante, roja. La herida está abierta y no para de sangrar, no la puedo coser, no la quiero coser. A veces le tiro alcohol, no sé por qué, es al pedo, es mentira que desinfecta y cura y todo lo demás: la herida no cicatriza, no se cura, se infecta todavía más y sangra, sangra con la esperanza de sacar afuera todo lo malo, el dolor, el pasado que me martilla la cabeza gritando que antes todo era mejor, que nada dolía y que si dolía no importaba porque había algo más, una luz azul bañándolo todo con su brillo brillante, con lo maravilloso de su ser, de su esencia perturbada pero hermosa. Y a mi alrededor el mundo, la gente, nadie se da cuenta que ahí, al fondo un poco a la derecha, hay alguien sangrando y manchando el piso rojo. Supongo que la sangre se camufla con el piso, no sé. O capaz que aprendí con el tiempo a ocultar mis sentimientos, a no mostrar lo que me pasa para que cuando no tengo ganas de hablar la gente no me pregunte, para no tener que hacerle entender al resto del mundo que mientras ellos son felices con su puto amor hermoso apestoso yo estoy acá, sangrando, como una idiota infeliz que no sabe para dónde ir, que no sabe qué tiene que hacer para volver a la normalidad, para que todo vuelva a su lugar, pero que todo vuelva a tener sentido como antes.

2 de noviembre de 2010, 12:06hs. Esto es lo que escribía en la hora de Picardo cuando no podía para de escribir.

octubre 14, 2010

Pseudopoema XVII: II

Vos sos los pseudopoemas
Vos y lo que me hacés sentir
Vos y todo a tu alrededor
Vos y yo (un poco)

14 de octubre. 10:40hs.

Pseudopoema XVII: I

Tengo miedo
de verte
de que me veas y no me mires
y no te importe nada
y no importarte yo.

14 de octubre de 2010. 09:33hs. los pseudopoemas are back, bitches

octubre 10, 2010

Pseudopoema XVII- the end

Es mentira que los pseudopoemas son felices.
Los pseudopoemas nunca son felices,
NUNCA.
Si no, no serían pseudopoemas.

9 de octubre de 2010, a las 18:08hs.

Éste fue, es y será el último pseudopoema.
(por lo menos por el momento, o por lo menos de este conjunto de pseudopoemas)

Pseudopoema XVI

Cuando me tocás,
cuando me hacés cosquillas en la oreja cada vez que exhalás;
por un instante no me importa ella,
ni el mundo,
ni nada.
Sólo vos y yo, ahí
tirados
amándonos...

9 de octubre de 2010, a las 01:19hs.

Pseudopoema XV

Sos tan azul.
Es todo tan azul.
Pero antes eras azul,
y ahora yo soy azul.

8 de octubre de 2010, a las 20:41hs (él tocando, azul)

Pseudopoema XIV

Por qué? No entiendo. Vos cómo hacés?
Cómo hacés para estar bien?
Ah, cierto.
Vos sos
LIBRE.

8 de octubre de 2010, a las 20:39hs (él tocando, lo que le gusta)

Pseudopoema XIII

Vos te movés, bailás
y yo bailo coreografías de esas que tienen convulsiones,
como me gustan a mí.

8 de octubre a las 20:35hs (él bailando. tocando, quise decir)