acá el silencio se convierte en sonido (reírse siempre, más allá de todo, y otras cosas por el estilo)
octubre 29, 2010
un funeral
Hay días en los que evitamos llorar y entonces se larga a llover, como si el cielo llorara por nosotrxs. Y que por más que evitemos llorar no tiene sentido, porque sabemos que queremos llorar, y aunque desistamos de escuchar Tan Biónica tampoco importa, porque vamos a prender la tele y van a estar dando Cuatro bodas y un funeral, y justo engachamos la película en alguna parte asquerosamente cursi. Y entonces te das cuenta que en realidad el amor no apesta, lo que apesta es no tenerlo, lo que apesta es no tenerte y que estés feliz de la vida con otra mientras yo estoy como una imbécil, encerrada y sin ganas de nada, esperando que pase lo que no va a pasar. Y ni siquiera me gasto en hacerme la que no me importa, porque sí importa, porque sino importara no estaría encerrada pensando en que el cielo llora por mí, evitando escuchar Tan Biónica, detestando a la puta persona que hizo Cuatro bodas y un funeral, pensando en el amor y llorando, sin ganas de nada que no sea masoquearme y llorar y sangrar y estar como una prisionera zombie de la vida porque me encanta, te juro que me encanta, no puedo evitarlo, me encanta.
Así que
el huracán,
lo que apesta es no tenerte
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