Le costaba levantar los pies del suelo mientras dominaba un grito capaz de prenderse en las puntas de los rascacielos. Y no era para menos: ¡Un hombre contra la ciudad! ¡Uno sólo contra seis millones!
Wow, ya pasó un mes. Y qué se supone que deba hacer? Seguir con mi vida o algo así? Cómo si fuera tan fácil.
La vida siempre le resultó difícil. Y le gustaba convencerse de que la principal dificultad consistió en su imposibilidad de sumarse a la caravana, a esa apretada caravana de mediocres que ahora lo empujaban por la calle Lavalle.
{btw, sos igual a Américo Rivas}
1 comentario:
A mí me pasa exactamente al contrario, diría. (Esto es: cuando estoy bien escribo mejor). Ehm... Si tu bienestar es inherente a tu no escritura, que así sea, pero no podés ni tenés que seguir mal _E
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