Una vez vos me prometiste una cosa y me dijiste que bueno, si yo te prometía otra cosa. Hace poco, yo te prometí una cosa, pero vos no me prometiste nada (tampoco te dije que me prometas algo, pero bueno).
La otra noche me dieron ganas de romper la promesa que te hice, y no pude porque no encontré lo que necesitaba. Pero ayer encontré lo necesario, y lo guardé por las dudas. Y anoche me dieron ganas de romper la promesa de nuevo, y lo hice. Pero no tiene nada que ver con vos, sino con los quilombos que hay en mi casa y en mi vida y en todo.
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