Hay gente de mentira.
Nunca sabremos qué tanto era a propósito, qué tanto lo hacía sin darse cuenta. Probablemente haya hecho todo sin darse cuenta, eso me parece a mí. Pero quién sabe realmente? Tampoco nadie hizo mucho, por lo menos que nosotrxs sepamos.
Agustina me enseñó que a veces desconfiar más de la gente, que si algo suena muy raro es porque no es verdad, y que definitivamente nada es lo que parece. Nada es lo que parece. Nada.
Y acá estoy. Sigo escupiendo todo el veneno que me enfermó durante un tiempo. No puedo evitarlo. Esta es la tercer entrada seguida que subo. Fue la mayor decepción, o mejor dicho desilusión, de mi vida. Arruinó el perfecto grupo de seis personas, de seis buenas personas, de seis copadas personas. Porque todxs reaccionamos distinto ante lo que pasó, así que no estamos juntxs en esto digamos, no es lo mismo.
Nada es lo mismo después de las mentiras de Agustina.
Esta es la tercer entrada seguida que subo, como cuando nos dimos cuenta de todo, y Lula y yo no parábamos de subir entradas. Porque antes de saber todo estuvimos muy mal. Guti, Fabi, Lula, yo. Y cuando nos enteramos, también. Y después, también. Ahora está todo normal, pero algo quedó, por lo menos en mí. Una cicatriz, una herida sangrante, una especie de vacío. Un algo, no se qué, pero se de quién es la culpa.
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