Ayer fue mi último primer día de clases. Fue muy raro. Todavía no caigo del todo en el hecho de que este es mi último año de escuela (supongo que cuando lo haga voy a llorar mucho). Osea, desde lo tres años, durante la mayor parte del año que voy a un edificio a aprender muchas cosas: a leer, a hacer cuentas, a hacer una cabeza de arcilla, que en los inicios de la vida había relámpagos y rayos cósmicos, que las mentiras duelen cuando te das cuenta de que son mentiras, que los amigos son lo más, que nada es lo que parece, entre muchas otras cosas. Pero después de tener el analítico en mi mano, ya está. Voy a poder hacer lo que quiera.
Y eso me asusta bastante.
Pero así es la vida.
Mi último año en la escuela empezó. Espero que me vaya bien, que sea super duper, y que lo que viene después no sea tan terrible como parece.
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