Anoche volví a mi casa con la tranquilidad de saber que por fin los había visto. De que los cuarenta pesos valieron la pena. De que definitivamente El Otro Yo es mi banda favorita en este momento.
Cuando caminábamos con Meli quería ir más y más rápido, necesitaba llegar YA, no podía esperar. Llegamos y nos quedamos ahí esperando con Rocío, Maite y otras personas cuyo nombre no recuerdo. Después de un largo rato bajaron de un auto Gabriel, Diego supongo y el batero que no se quién es porque Ray se fue (creo que es Ricky, no estoy segura). Y fue como dfgjahdfgjaghg. Y después, una revelación, caminando toda hermosamente pequeña, aparece ella, María Fernanda Aldana, y perdí la noción de todo a mi alrededor. Y después de que ¿Majo? le dice Mari!, nos dice Hola con la misma voz con la que canta, esa voz de niña pura, suave, fresca que tiene. Y segundos después pasa Cristian que nos dice Buenas.. Pasó todo bastante rápido, pero fue increíble. Los chicos muy buena onda.
Al rato entramos, y luego de esperar un laaaargo rato, se escucha la voz de Cristian, y empezó todo. Estaba ahí adelante, contra la valla, bien cerca de todo. Apoyaba los brazos porque sino no respiraba, y ahora están llenos de moretones cual mujer golpeada. Pero no me importa. Me comí una tremenda patada de un flaco que pasó encima mío en el mosh. Pero no me importa. Tampoco me importa no haber podido esperar a que salgan para poder saludarlos o algo, porque las hora y pico que debe haber durado el recital fui feliz. Muy feliz.
Y nada, eso.
No me importa morir.
Ailabiu EOY!
1 comentario:
Oh, que bella era María Aldana. Esa voz de muñeca robótica.
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