“La habitación, demasiado vasta para ella, nunca había sido amueblada por completo; y con lujo chillón, consolas y sillas doradas, entremezclábanse con muebles de revendedora, veladores de caoba, y candelabros de cinc imitando bronces florentinos. Aquello trascendía a cortesana abandonada demasiado pronto por su primer protector formal, caída en brazos de amantes de medio pelo, todo un debutar difícil, un lanzamiento frustrado, trabado por negativas de crédito y amenazas de expulsión.”
Es de Naná, de Émile Zola. En fin, me voy.
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