Y vaya que pasó el tiempo, y un dos cinco meses desde aquel día en que tocó Luzparís y ya tú sabes, y un dos tres años desde que empecé a usar esta cosas llamada blog, y un dos dieciocho años de mi vida, y un dos días faltan para el verdadero día en que caminaré (o mejor dicho, bailaré) hacia la develación del futuro incierto. Y dentro de todo estoy bastante bien, y pasaron muchas cosas, muchas muchísimas cosas en el medio, y estoy cagada hasta las patas. Pero no me atrevo a decir mucho, porque cada vez que digo termino llamando a la desgracia.
Felices setecientas entradas, blog.
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